Soy una madre de cuatro maravillosos hijos, a los cuales pretendo de darles todo aquellos que jamás tuve, y no hablo de cosas materiales. Mi infancia fue un asco, llena de carencias tanto materiales como afectivas. Una cadena que he ido rompiendo, la cual a estado de generación en generación, y siempre dije que a mis hijos no los haría pasar por las mismas carencias por las que yo pase, que marcaria una historia diferente, dejaría otro tipo de huella en ellos, y es lo que he venido haciendo a lo largo de catorce años, que es lo que tiene mi hijo mayor, con el que aprendí lo que es ser madre, él fue quien trasformo mi vida entera, con él empecé una travesía, una odisea. No soy una madre perfecta, estoy muy lejos de serlo, pero siempre he creído que se predica con el ejemplo, y eso trato de ser para ellos, un modelo a seguir, hacer que se sientan orgullosos de la madre que tienes y que trata de mejorar cada día, porque ellos se merecen eso y más. Una de las cosas con las que les doy ejemplo es con la superación académica, pues se sabe que hoy en día no se es nadie sin estudios, no hay aspiraciones a llegar lejos, mas que conformarse con un salario mínimo, y ojo no es que este mal, porque esa es otra cosa que también les enseño, jamás se debe ser conformista, hay que ser un tiburón, pero sin olvidar que una vez se fue pececillo, nos recuerda de donde venimos y hacia donde vamos...