En España, por lo general, se toma un desayuno ligero por las mañanas, que puede consistir en una taza de café con bollos o pan y mermelada, o un chocolate caliente con churros, aunque cada vez es más popular el consumo de cereales. La mayoría de los trabajadores desayunan en las cafeterías. Antes de la comida del medio día es frecuente tomar un aperitivo, que a menudo consiste en una cerveza (caña) o refresco acompañado de tapas, servidas en muchos bares y que varían desde unas simples aceitunas, patatas fritas, almendras o tacos de queso, hasta un trozo de tortilla española y canapés elaborados. En la comida del medio día y la cena los españoles disfrutan con una gran variedad de carnes, pescados, pastas, legumbres, ensaladas, frutas y postres dulces. Los adultos suelen beber vino y cerveza durante las comidas, y los niños agua o refrescos. También se acompañan las comidas con pan. Los platos típicos españoles son: el gazpacho (una sopa fría de tomate con pepino, pimiento, pan, cebolla, ajo, agua, aceite, vinagre y sal, aunque la receta varía de una región a otra); la paella (arroz espolvoreado con azafrán al que se puede añadir tropezones de pollo, pescado, marisco, habas y verduras); los calamares en su tinta (cocinados con la tinta de calamar y a menudo acompañados de una ración de arroz); y el cocido (guiso castellano) compuesto básicamente de morcilla o gallina.